Desde 1996 familias malagueñas ayudan a la asociación ‘La Sonrisa de un Niño’, abriendo las puertas de sus casas a estos menores del sur de Bielorrusia, una de las zonas más afectadas por el accidente nuclear de Chernóbil. Han pasado 32 años del desastre pero estos pequeños todavía desarrollan algunas patologías físicas a consecuencia de las radiaciones, por lo que su visita a Málaga es muy beneficiosa para su salud.